Los 10 mejores aceites limpiadores faciales

Da lo que promete sin aditivos de ninguna clase. Se trata de un aceite de extractos vegetales con propiedades depurativas que se aplica en toda la superficie de la cara y elimina en la primera pasada más del 80% de los residuos acumulados. No produce grumos ni apelmaza la piel tras su uso, y está especialmente indicado para pieles sensibles o propensas a sufrir enrojecimiento y picores. También están a la venta versiones con distintos aromas y en envases de diferentes capacidades. Se aplica desde la propia mano y después se lleva a la cara, extendiéndolo en ella con el pulgar o con la ayuda de la otra mano para romper las cadenas aceitosas y optimizar el proceso de depuración de la piel.

Si no te gusta la parte del proceso que implica acabar con las manos pringosas y buscas aprovechar hasta la última gota de aceite, esta opción te va a interesar. Trae de serie una pequeña máscara limpiadora con control de aceite que permite dosificar correctamente el producto y extenderlo de la manera más homogénea posible, evitándote el lavado de manos posterior y cuidando tu piel de grietas y heridas en las épocas de más frío. Tiene el pH reducido para poder aplicarlo en las pieles más delicadas y la mascarilla es reutilizable, pudiendo aprovecharla para otro tipo de aceites, cremas o lociones que tengas en casa.

Es el único aceite limpiador facial fabricado hasta el momento que reduce a la mínima expresión su contenido oleoso. Está hecho sobre una base acuosa hidrosoluble que emula el efecto de los aceites sin dejar bordes apelmazados. Facilita la limpieza de toda la piel del rostro estimulando las acuaporinas, unas proteínas situadas en unos canales entre las membranas de la piel que se encargan de la formación de poros, provocando su apertura y, por ende, su limpieza. Está a la venta con un cabezal dosificador y con un envase de tipo spray, que hace aún más sencilla la tarea de recubrir totalmente la piel de la cara.

Si apuestas por lo tradicional y prefieres los aceites faciales sólidos tradicionales, ojo a esta propuesta. El envase viene con un separador para que puedas elegir si aplicarte el aceite facial de textura sedosa o el aceite de limpieza sólido. Ambos cumplen la misma función y el uso de uno u otro solo atiende a preferencias personales. El aceite sólido cunde más, aunque requiere de una medición más precisa de la dosis y de una mezcla correcta en agua para evitar la aparición de grumos y molestas solidificaciones en la cara. Además de eliminar por completo todo tipo de residuos faciales, hidrata y promueve la producción de colágeno en las células de la dermis.

Prescinde de aceites esenciales y los sustituye por extractos oleosos de procedencia botánica sostenible que ayudan a mantener un pH correcto de la piel. Al ser incoloro previene las pequeñas manchas que suelen dejar este tipo de productos y al no tener tampoco aerosoles ni envases fabricados con metales pesados, es de los más respetuosos con el medio ambiente de toda la comparativa. Y su aplicación no puede ser más sencilla: dejar caer una dosis del tamaño de una nuez a la mano, esparcir sobre ellas y aplicar. Es de rápida absorción, por lo que a los pocos minutos podrás utilizar otro cosmético sin problemas.

Traslada las bondades aromáticas de los aceites esenciales a su fórmula hecha con una base de agua. Es respetuoso con el medio ambiente, tanto en su composición como en su envase, ya que carece de metales, microplásticos y todo en su embalaje procede de plantas de reciclado. Su dosificador de muelle es uno de los más precisos que hemos encontrado, administrando la cantidad justa de aceite (más líquido que de costumbre al prevalecer el agua sobre todo lo demás) para cada uso. Está enriquecido con ácido hialurónico para promover la regeneración celular de los tejidos dañados y lo mejor de todo es que es uno de los cinco productos que forman el kit completo Hydro Boost facial de Neutrogena, lo que te permite personalizar y profundizar a tu ritmo en tu proceso de limpieza diaria.

Está indicado para pieles grasas, ya que su base de agua micelar ayuda a reducir la acumulación de residuos de maquillaje y suciedad de la cara con una sola aplicación y evita su adhesión. No necesita aclarado y es resistente al agua, pudiendo usarlo antes o después de la ducha y viene con cantidad suficiente para disfrutar de 200 usos, aunque es una cantidad aproximada en función de si realizas alguna repasada para llevar a cabo limpiezas más intensivas. Su composición está libre de parabenos y combina el aceite de argán con las micelas para dar a tu piel un chute de vitaminas, minerales, antioxidantes y aceites regeneradores.

Es perfecto para estimular los poros y abrirlos en poco tiempo para liberar la suciedad acumulada. Utilizarlo antes de un tratamiento con exfoliantes da excelentes resultados, y previene la aparición de poros incrustados y de espinillas. El mentol que incluye su composición da una agradable sensación de frescor, aunque es conveniente evitar su uso en pieles enrojecidas o irritadas. Basta con dejar actuar unos minutos para notar sus efectos y, tras notar un leve cosquilleo, empezar a retirarlo para reducir la acumulación de grasa, suciedad y restos de células muertas en toda la piel del contorno facial. Es apto para su uso en nuca, cuello y escote.

Su contenido cuenta con una fórmula que cambia de textura al entrar en contacto con agua tibia, pasando de ser un aceite limpiador vitaminado a una sustancia lechosa de agradable textura al entrar en contacto con ella. Es ideal para realizar masajes faciales relajantes y tratamientos de limpieza más intensivos, ayudando a eliminar la suciedad incrustada o el maquillaje apelmazado de varios días. Contiene una mezcla de potentes antioxidantes que, junto con la vitamina C, ayudan a promover la regeneración de la piel por sí misma. Y es apto para veganos: no ha sido testado en animales y desde la elaboración de los compuestos hasta la fabricación de los envases se ha realizado con procesos sostenibles y respetuosos con el entorno natural.

Su fórmula, hecha a base de aceite de oliva orgánico procedente de cultivos sostenibles, es soluble en agua y es apta para realizar aclarados minuciosos y repasadas si queremos realizar limpiezas más intensivas. Desprende un agradable aroma a oliva y cítricos, y cuenta con una potente combinación de antioxidantes con vitamina C que ayuda a mantener la piel limpia, fresca y en un estado óptimo. Si queremos convertir el aceite en una emulsión lechosa para realizar masajes o potenciar los efectos de la limpieza, basta con añadir un poco de agua tibia y el aceite se irá transformando.