Las 10 mejores mascarillas para la cara

Es una de las marcas más famosas y veteranas, y su fama está más que justificada. Esta en concreto genera una pequeña capa de espuma al entrar en contacto con la piel y extrae la suciedad incrustada en poros y recovecos de difícil acceso. Al mismo tiempo provoca una agradable sensación de frescor y mantiene la piel limpia durante varias horas después de aplicarla. La versión más comercializada es la de 150 ml, que puede llegar a durar varias semanas y permite mantener de manera cuidadosa y perseverante tus cuidados faciales. Eso sí, debes tener en cuenta que las dosis tienen que medirse bien para evitar irritaciones leves durante su uso.

Está indicada para aplicar tratamientos faciales en pieles sensibles. A su efecto exfoliante y refrescante se le suma el efecto del extracto de té matcha, un té verde típico japonés conocido por ser empleado en festividades locales y ceremonias del país nipón. Basta extender una pequeña dosis de la crema por la superficie de la cara para empezar a notar sus efectos. Se vende en tarros convencionales de apertura manual y cierre hermético, y es habitual encontrarla en kits con otros productos de belleza, como embellecedores faciales, succionadores de puntos negros o kits de extracción de espinillas. Al no contar con un medidor de dosis ni dispensador antigoteo, conviene leer el reverso de la etiqueta para saber cuánta cantidad debe aplicarse durante las primeras sesiones.

Es una de las mejores de la comparativa por la calidad de los aditivos que contiene, todos de origen natural, y lo accesible que resulta. Su fórmula se asemeja a otros productos de belleza, con el ácido hialurónico como principal ingrediente y acompañado de extracto de té verde. Lo especial de su receta es que todos estos elementos no están diluidos en el centro de una sustancia gelatinosa y apelmazada, sino que son aptos para usar en pequeñas tiras rápidamente. Esto facilita la aplicación localizada en el rostro a la vez que agiliza el proceso de absorción de todos sus componentes, erigiéndose como una gran opción para los tratamientos exprés.

Su composición no inventa la rueda, ya que se basa en un extracto de té verde coreano que limpia el contorno facial y ayuda a extraer las incrustaciones de células muertas y suciedad. En lo que sí innova es en el sistema de aplicación, puesto que cada paquete se comercializa con una pequeña pipeta que ayuda a realizar aplicaciones concretas y localizadas en todo el rostro. Cada una puede durar hasta dos semanas si las utilizas de manera habitual, y son útiles durante dos meses después tras su apertura al incluir conservantes naturales para la preservación de todos sus componentes beneficiosos.

Aunque pueden utilizarlo también los “papis”, estas mascarillas de procedencia y fabricación italianas están especialmente pensadas para los más pequeños. Son aptas para su uso en niños a partir de 8 años y se aplican del mismo modo que lo haría un adulto. Cada sobre cuenta con unas tiras en las que viene depositada la dosis justa de mascarilla facial a aplicar, y basta con despegar una de las tiras para dejar al descubierto la fina capa de cosmético. Estas en concreto tienen aroma a piña y manzana, aunque se comercializan otros packs del mismo fabricante con aromas a piña, coco y arándano. Están hechas únicamente con extractos de procedencia vegetal y sus efectos duran entre seis y ocho horas.

Es una buena opción si buscas llevar contigo una mascarilla hidratante y rejuvenecedora a cualquier parte. Si somos totalmente sinceros, entre sus ingredientes no encontramos ninguno que despunte sobre otras mascarillas que se encuentran habitualmente en el mercado, pero sí ofrece un frasco seguro de transportar resistente a golpes, arañazos y caídas de envergadura. Su dosificador antigoteo cuenta con un accionador en forma de pulsador que, a su vez, actúa como amortiguador. Esto es especialmente útil para evitar vertidos accidentales dentro de bolsas de viaje o del propio neceser, manteniendo intacta la composición del producto y todos los beneficios de su aplicación.

Está especialmente indicada para su uso durante el día, ya que contiene extracto de camomila (utilizado comúnmente en champús y acondicionadores) para aumentar la luminosidad y claridad de la piel en contacto con el sol. Por sí sola no elimina la suciedad de la cara ni combate la acumulación de residuos en los poros, pero sí actúa como un pre-exfoliante para aplicar otros productos específicos destinados a estos fines. Una de sus bazas es la textura sedosa de sus dosis, que transmiten una sensación relajante y son ideales para realizar masajes en los músculos de la cara y el cuello. El uso prolongado estimula el crecimiento celular y evita la incrustación de pelos y células epiteliales en dermis y epidermis.

Uno de los elementos más antiguos y utilizados para la limpieza facial es la arcilla, el ingrediente principal de esta propuesta. Su aplicación no tiene mucho misterio: basta con dejar caer sobre los dedos una dosis del tamaño de una nuez y extenderla bien con ayuda de ambas manos por toda la superficie de la cara de la manera más homogénea posible. Apuesta por lo tradicional sin renunciar a lo efectivo y, aunque se le podría acusar de haber innovado poco en su fórmula, sigue siendo tan o más efectiva que algunas mezclas de extractos vegetales que pueblan hoy en día en las principales secciones de cosméticos. Una apuesta segura.

Contiene una de las fórmulas más completas al combinar aceites esenciales con extractos de romero, lavanda mentol y caolina que ayudan a exfoliar y limpiar por completo toda la cara en apenas 10 minutos. Sin embargo, está pensada para utilizarse de manera ocasional, puesto que los efectos de su fórmula duran entre 48 y 72 horas. Dos aplicaciones por semana son suficientes para depurar las imperfecciones y dejar transpirar la piel entre sesión y sesión, aunque su utilización debe medirse: en pieles sensibles o con dosis más altas de lo recomendado es posible que aparezcan síntomas de irritación y sequedad, lo que no la convierte en la mejor opción para quienes sufran de dermatitis.

Su fórmula no dista mucho de las mascarillas que hemos visto hasta ahora, pero sí contiene un pequeño elemento que la diferencia del resto durante su aplicación: las microcápsulas de fricción. Al aplicar la cantidad de crema correspondiente y comenzar a extenderla por la cara, estas pequeñas partículas generan leves microabrasiones que se traducen en una agradable sensación de calor y favorecen la exfoliación y limpieza de la cara. Es muy recomendable utilizarla antes de usar succionadores de puntos negros o exfoliantes más agresivos porque actúa no solo abriendo los poros, sino eliminando la capa superficial de suciedad y exponiendo las incrustaciones de mayor envergadura.